Quince excavaciones arqueológicas indagan este verano en el pasado de Álava | El Correo

2022-09-03 07:50:56 By : Mr. lou chunhui

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Último día de campaña en la excavación arqueológica desarrollada en el castillo de Marutegi. / ALONSO CASTRO

Como cada verano, con la llegada del buen tiempo, los arqueólogos tiran de pico y pala para poner en marcha las excavaciones programadas para esta campaña en el territorio alavés. También utilizan, desde hace años, las nuevas tecnologías como drones o georradares que permiten agilizar el trabajo. La encrucijada de caminos que es Álava favorece que los yacimientos sean de los más variado, desde dólmenes prehistóricos hasta termas romanas, castillos e iglesias medievales o fuertes de la Guerra Civil. En total, se cuentan 15 actuaciones arqueológicas repartidas por todo el territorio, desde Izoria en el Valle de Ayala, hasta la Cuelva del Hayal en Valdegovía o los trabajos en La Leze y el río Araia-Burunda en Asparrena. De todas ellas, diez cuentan con un apoyo económico por parte de la Diputación, que se eleva a 130.000 euros.

Mientras algunos todavía no se han puesto en marcha, otros ya han concluido la fase de excavación y pasan ahora a la de laboratorio. Es el caso de la excavación realizada en el Castillo de Araia, también conocido como Marutegi. Su estratégica ubicación en lo alto de una peña caliza ha hecho que las condiciones de trabajo fueran especiales para los especialistas que lo han excavado. Andamios, una línea de vida para ascender a la inexpugnable fortaleza y una tirolina por la que han evacuado 35.000 kilos de escombro en 1.400 sacos evidencian las condiciones en la que han trabajado. Las primeras hipótesis ya han servido para descartar que el castillo se construyera en el siglo VIII para defenderse de los ataques de los musulmanes, como escribió Fray Juan de Vitoria y han replicado erróneamente diversas fuentes.

José luis solaun, arqueólogo

«Se construyó en la segunda mitad del siglo XII o en la primera del XIII», afirma rotundo José Luis Solaun, doctor en Arqueología y miembro del Grupo de Investigación de Patrimonio Construido de la UPV. Ello concuerda con las fuentes escritas, cuya primera cita «es de 1372», y con el contexto de su emplazamiento, «en el camino del puerto de San Adrián y la Llanada alavesa o la calzada iter XXXIV», explica. Su ubicación actual en este apartado lugar respodería a la necesidad de «controlar la seguridad de las rutas comerciales castellanas una vez que Alfonso VIII se hace con estos territorios alaveses para llegar a los puertos cantábricos y atlánticos sin pasar por suelo navarro para evitar problemas y el pago de cánones».

Vídeo. José Rodriguez de Fernández, arqueólogo, en la antigua iglesia parroquial de San Juan de Murabe. / A. CASTRO

Los análisis de carbono 14 y las primeras estimaciones de la cerámica aparecida en el suelo de la primera ocupación de la torre «apuntan a esa misma cronología del siglo XIII», aunque deberán someterse, junto a los huesos de oveja o cabra descubiertos, a pruebas radiocarbónicas para tratar de recabar más datos.

Este castillo es «uno de los más desconocidos de Álava» y, sin embargo, «muy espectacular ya que está construido en un monolito rocoso de unos 50 metros, un farallón que impone». Tanto es así, que sin las cuerdas ya retiradas tras la excavación supone «un gran peligro acceder hasta él, más por la bajada que por la subida», advierte este arqueólogo sabedor de que recientemente los bomberos tuvieron que rescatar a un escalador. «Funciona como un hito en el paisaje, ya que se puede ver desde cualquier lugar de la Llanada oriental».

Aunque ahora apenas quedan tres gruesas paredes de la torre del homenaje, los arqueólogos que han estudiado este castillo creen que tuvo «tres pisos» a tenor del grosor de sus muros que en su parte baja miden casi tres metros.

Los trabajos para descubrir la iglesia de Murabe empezaron casi por casualidad. / jesús andrade

Localizar y desenterrar una iglesia medieval no pasa todos los días, ni siquiera todos los veranos, que es cuando se desarrollan la mayoría de las excavaciones arqueológicas. Pero el equipo dirigido por el arqueólogo de la UPV Jose Rodríguez Fernández, junto con los miembros de la Asociación Etnográfica Abadelaueta de Zigoitia, han rescatado la iglesia de Murabe, que estaba en paradero desconocido desde hacía décadas. Lo más curioso es la causa que motivó su descubrimiento, la voluntad de un vecino del pueblo y el esparcimiento de sus cenizas junto al viejo templo medieval.

El homenajeado, fallecido en 2012, se llamaba Javier Goikoetxea, 'Goiko' para los amigos, que «fue quien nos metió el veneno a todos de recuperar el patrimonio del pueblo», reconoce Esteban Etxebarria, de la asociación Abadelauta. En su recuerdo recuperaron un buen número de bienes etnográficos como una central eléctrica, varios hornos, un nevero, puentes, un polvorín donde se hacía la dinamita en tiempos de las Guerras Carlistas -enumera Etxebarría- y le dieron forma de recorrido. Ahora balizado y con códigos que es posible recorrerlo sin guías y disfrutar de este curioso itinerario por la naturaleza y el patrimio de Manurga.

Sin embargo, «el máximo secreto estaba en lo que se denominó San Juan de Murabe, que se consideraba que era un despoblado sin conocer lo que contenía», reconoce este vecino de Manurga. «Un pastor nos indicó que cuando era joven y pastoreaba por aquí había ciertos vestigios que podrían marcar el lugar donde estaba la parroquia o la ermita», recuerda. Tras la limpieza de la densa vegetación afloraron algunos muros de la antigua parroquia del pueblo de Murabe.

«Asociada a ella tendría una aldea, un poblamiento y una necrópolis o cementerio», explica Rodríguez. «La aldea se despuebla hacia 1450-1500 y sus habitantes se reorganizan en otros lugares con lo que esta iglesia pierde sentido». Luego «funcionó como ermita hasta finales del siglo XIX». Gracias a la documentación, estos expertos han determinado que la primitiva iglesia medieval «ya estaba en funcionamiento en el siglo XIII, aunque no sabemos cúanto antes», añade Rodríguez al tiempo que ensalza que «el origen de encontrar esto es por un empeño absoluto de la comunidad local y por las cenizas de uno de sus miembros».