Chaos Ultracar, el 3.000 caballos de Spyros Panopoulos Automotive - NIUS

2022-07-30 09:48:51 By : Mr. Kevin Chan

Si Terminator tuviera que elegir un coche, no les quepa duda de que ese sería el Chaos Ultracar, del fabricante de hiperdeportivos Spyros Panopoulos Automotive. Y no sería solo por el diseño de sus piezas, casi orgánico y que no cuesta definir como de alienígena, sino porque para empezar ningún coche había soñado ni siquiera con alcanzar la cifra de 2.048 caballos de potencia hasta ahora. Un dato que reflejado en velocidad supone hacer el 0-100 km/h en 1,9 segundos o alcanzar los 300 km/h en sólo 7,9 segundos y que le hará volar más allá de los 500 km/h, con un corte de inyección en las 11.000 revoluciones por minuto. Y el coche será de calle, es decir, que no tendrá limitada su existencia a los circuitos.

Si les acaba de estallar la cabeza, sujétenla bien porque han de saber que ese es solo el rendimiento de su versión básica denominada “Earth” (“Tierra”). Panopoulos prepara una versión de nada menos que 3.064 caballos “Zero Gravity” que es muy posible que alcance esa velocidad ya en tercera marcha. Su motor de combustión, será indiscutiblemente el estandarte de la superioridad del motor de combustión para los amantes de la gasolina. Y no nos queda más remedio que volver a datos inexistentes en automoción hasta hoy, como por ejemplo el que cada kilo de coche tendrá a su disposición el empuje de 3,06 caballos. Para que se hagan una idea, la relación de un caballo por kilo ha sido un ideal casi inalcanzable durante muchos años entre los superdeportivos más avanzados. El motor de este Chaos Zero Gravity alcanzará las 12.200 revoluciones, acelerará de 0-100 km/h en 1,55 segundos y hará el 0-300 km/h en 7,1 segundos. Su velocidad máxima es por ahora ignota más allá de los bancos de prueba, pero huelga decir que es un claro candidato para conseguir el récord del coche más rápido de la historia.

Echándole un vistazo a las fotos, sobre todo a las de las llantas o el volante se sorprenderán de su diseño casi orgánico, que parece sacado de una película de alienígenas. Y su sorpresa no será para menos, pues la tecnología 3D con la que están fabricadas es el único modo de poder obtener esas piezas de formas retorcidas y tubos entrelazados.

Pero más allá de la forma, es el proceso de diseño de cada una de ellas lo que las hace inigualables. No en vano su director y dueño, Spyros Panopoulos ha trabajado con equipos de carreras de prácticamente todas las variantes deportivas en las que las máximas revoluciones son el deseo prioritario de sus “habitantes”, y eso incluye a la Fórmula 1, pasando por la competición de rallyes WRC, hasta MotoGP.

Pero ahora ha dado con un método de producción que le permite obtener el máximo de cada pequeño componente. Él lo llama “Anadiaplasi”, que significa algo así como “reconstrucción” en español, y que está basado en unas técnicas conocidas como diseño evolutivo. Su idea básica es que los ingenieros diseñen una pieza para que cumpla una función determinada, definiendo las fuerzas a las que se va a ver sometida. También le dicen desde dónde va a soportar esas fuerzas, y con esos datos la computadora hace millones de estimaciones decidiendo dónde y cómo se debe aplicar más o menos material para obtener el máximo de prestaciones de la misma. Las formas curvilíneas y retorcidas que obtienen no pueden ser menos reconocibles en huesos, ramas, raíces y troncos pero trasladas al coche. Son las líneas con las que la naturaleza, la máxima diseñadora de cosas, provee a sus criaturas.

Y casi todo ello está impreso en 3D, con materiales poco usualmente aplicados. El bloque motor es de magnesio, con pistones de carburo de silicio nanoimpreso para el Zero Gravity, aunque tiene hasta seis opciones de materiales. Las bielas tienen esas seis mismas posibilidades, entre ellas, fibra de carbono, de Zylon (ahora volvemos con él), titanio o un material cerámico de “fricción cero”. Las pinzas de freno parecen sacadas de la imaginación de Gaudí y el volante de la de Tolkien. Hasta el espejo interior se enreda en serpentinas. En cambio, el chasis monocasco y las puertas están fabricadas en Zylon, un material escasamente aplicado más allá de la Fórmula 1 y al que se conoce como la fibra artificial más resistente del mundo, pues ni siquiera el acero ni la de la fibra de carbono le superan. Pero en metales el “rey” es el carísimo titanio, del que está fabricado hasta un 78% del volumen total del vehículo.

Y las tecnologías que ofrecerán van desde la conectividad 5G, la biométrica con reconocimiento facial y por huella dactilar, control de constantes vitales o realidad aumentada dirigida al piloto (viene con unas gafas de realidad virtual incorporadas “gratis” sin que por ahora se haya especificado claramente su uso...)

Y, por supuesto, sus precios son tan de Júpiter como el contenido de esta especie de “alien” sobre ruedas. La versión de entrada a la gama les hará poner los pies en la Tierra (disculpen, no he podido evitar la ironía) por 5,5 millones de euros. Mientras, la de Gravedad Cero les saldrá por unos escasos 12,5 millones de euros, entendemos que sin transporte ni impuestos incluidos. Y, a pesar de todo ello, Panapoulos afirma tener varios encargos y que cumplirá con el primero de ellos a lo largo del año que viene 2022.