Un viaje milenario de folclore y productos tradicionales en el Mercáu de Porrúa | El Comercio

2022-09-03 07:40:38 By : Mr. JEZE ALEX

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Las mujeres del grupo folclórico Filandón entonan canciones de boda, acompañadas por pandereta. / G. F. B.

Miles de personas acudieron ayer a Porrúa para no perder detalle de la edición número 27 del Mercáu, un acontecimiento folclórico, comercial y etnográfico explicado desde más de 120 puestos que ofertaban cientos de productos tradicionales, así como comida y bebida de calidad, variedad y abundancia. El evento, que continúa hoy, está organizado por la Asociación Cultural Llacín, motor cultural y generador de ideas en el pueblo que ayer contaba con más de 200 voluntarios entre vecinos y amistades.

La mañana comenzó con un desfile folclórico pleno de poderío. Abría la comitiva el Heraldo, a lomos de un corcel blanco, y seguían tres jumentos, un carro del país tirado por dos vacas pardas de montaña, los gaiteros de Llacín y el grupo folclórico Filandón, así como malabaristas, músicos y xigantones de los grupos El Ñeru los Coríos, Piromante, Embrujaquemada y Valeria.

El pregón, muy aplaudido y festejado, corrió a cargo de Héctor Braga quien, acompañado por una zanfona, realizó un repaso a los sucesos locales, municipales, nacionales e internacionales de los tres últimos años, los más de mil días del covid.

En el anillo interior de la plaza del Parque los voluntarios de Llacín trabajaban sin descanso en el bar y en nueve puestos de oferta gastronómica muy variada: frixuelos y dulces; cafés, chupitos y licores; llagar de sidra en vivo; sardinas, lomo y beicon a la plancha; bocadillos de calamares, queso, tortilla y embutidos; dulces y galletas; borona preñada y empanadas; tortos de harina de maíz, y churros elaborados con la máquina y la receta que dejó Javier Cano Goti 'El Dorilu'.

Dos decenas de porruanos alimentaban una gigantesca parrilla con mil kilos de madera de roble y otros tantos de carbón vegetal, con el fin de dar salida en las dos jornadas a 2.000 kilos de costillas, mil de criollos y otros tantos de chorizos rojos.

En el anillo exterior, desde un centenar de puestos, la oferta comercial era espectacular y difícil de transmitir. Allí había comercios de joyería, cuero, vidrio, azabache, papelería, miniaturas, artesanía en madera, calzado, alpargatas, jabones y champú, loza, navajas, hierro, cerámica roja, pinturas y madreñas, entre otras posibilidades de compra.

El grupo Filandón, gestionado por Silvia Suárez y formado por treinta personas acompañadas por el gaitero César García y el tamboritero Javier Tejedor, ofreció bailes tradicionales, cantares de boda y juegos del pasado. En conjunto, un viaje milenario de contenidos medievales.